sábado, 15 de mayo de 2010

LA ONTOLOGÍA Y SU DEFINICIÓN


Es importante continuar la labor de dar respuesta a lo que se conoce como ontología, continuando con el trabajo elaborado por el curso; de ahí que tome la definición que da el diccionario de filosofía de Walter Brugger de editorial Herder, el cual resume la visión elaborada hasta el momento por el docente.

La Ontología se puede considerar como:


Este término fue acusado a mediados del siglo XVII, surgiendo casi al mismo tiempo los nombres afines a él de”philosophia entis” y “ontosophia”. Con arreglo a su etimología griega, significa “ciencia del ente”. Según esto, la ontología podría coincidir con la “filosofía primera” de Aristóteles, denominada más tarde – “metafísica” (pura o general). De hecho constituye sólo su primera parte, a saber: la ciencia del ente en cuanto tal y de lo que esencial y directamente le pertenece; frente a ella, se sitúa la doctrina del ser supremo y divino. Como ya sabían Aristóteles y los filósofos medievales, la ciencia del ser y la de Dios forman una sola ciencia, pues el problema de Dios es únicamente el problema del ser plenamente desarrollado y el problema del ser no es otra cosa que el problema implícito de Dios. Sin embargo, puesto que ser y Dios se diferencian entre sí como dos polos, cabe considerar de manera predominante el primero, llegándose entonces a la ontología, cuya más íntima conexión con la doctrina de Dios es preciso, no obstante, dejar a salvo.
La ontología reclama hoy una valoración y un dialogo que supere todo el lastre racionalista y Kantiano y la adquisición auténtica de la gran tradición.
Una interpretación más profunda del nombre de ontología pone en relación al ente con el espíritu (logos); éste aparece como el ámbito en que se releva el ente en cuanto tal o en su ser. De esta manera, el espíritu se presenta como arquetipo del ser en el cual éste alcanza su plena mismidad, está enteramente consigo. Así pues, cuanto más se aproxima un ente al espíritu o mayor es su espiritualidad, tanto más elevado se encuentra en la escala del ser.
Recientemente, defiéndese con frecuencia la desligadura del ser respecto al espíritu y del extrañamiento con relación a éste hácese sin rebozo medida del nivel ontológico (Sartre). Según Heidegger, el horizonte en el que se muestra el ser del ente no es otro que el tiempo; por esta razón escogió en un principio el nombre de ontocronía para definir su pensamiento. Por estos caminos se persigue una ontología fundamentalmente distinta que, en sentido propio, no merece ya el nombre de onto-logía; esta forma de concebir equivale a una angosta restricción a la pura finitud, con lo que, en última instancia, tal ontología resulta imposible.
Desde este orden de ideas cabría, siguiendo a la filosofía existencial (existencialismo), establecer diferencias entre las expresiones óntico y ontológico que la escolástica considera ordinariamente como sinónimas. Óntico significa, entonces, el ente en su ser y no alumbrado todavía por el espíritu (intelligibile in potencia); ontológico, en cambio, denota el ente que ha sido dilucidado en su ser por el espíritu y que de esta manera se ha convertido en una misma cosa con él (intelligibile in actu). Por lo que respecta a la estructura de la ontología en detalle.